Alejandro Nadal - Periódico La Jornada
La idea de una moneda generada por los usuarios directa y descentralizadamente, sin la intervención del sistema bancario, suena interesante. Para empezar, no estaría sujeta al proceso de endeudamiento que caracteriza a la moneda emitida por los bancos comerciales privados al otorgar un crédito. Además, no dependería de un respaldo por parte de un banco central, único emisor de moneda de alto poder. Esas son las principales virtudes de una moneda cuyo papel de medio de cambio facilitaría las transacciones y las desembarazaría del yugo que el sistema financiero mantiene sobre la creación monetaria.
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