lunes, 18 de abril de 2016

LA LEY DEL PASTRAMI

Paul Krugman - El País 
Hace un par de meses, Jeb Bush (¿se acuerdan de él?) publicaba en Twitter una foto de su revólver, con un monograma grabado, y el pie “América”. Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, respondía con la imagen de un inmenso bocadillo de pastrami, también con la leyenda “América”. Punto para De Blasio, digo yo.
Permítanme ahora que le quite un poco la gracia hablando de lo que realmente significa. La publicación de Bush era un torpe intento de explotar la idea común entre los republicanos de que solo determinadas personas —ciudadanos blancos, con armas, de pueblos o ciudades pequeñas— encarnan el verdadero espíritu de la nación. Es una idea cuya mayor defensora ha sido Sarah Palin, que les dijo a los habitantes de las pequeñas ciudades del sur que ellos representaban el “Estados Unidos verdadero”. Vemos lo mismo cuando Ted Cruz habla con desdén de los “valores de Nueva York”.

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