Raymundo Riva Palacio / Eje Central
En agosto de 2012, un funcionario del gobierno de Estados Unidos declaró que tenían evidencia circunstancial que los policías federales
que habían disparado contra un vehículo blindado de su Embajada en
México, cerca de Tres Marías, trabajaban para el crimen organizado y
habían atentado directamente contra ellos. La afirmación detonó un
escándalo que en Los Pinos decidieron encapsular en el secretario de
Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, convertido para entonces en el fusible del presidente Felipe Calderón. La verdad, dijo siempre García Luna, era distinta.
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