La sociedad civil debe presionar a los políticas para corregir los fallos del sistema
Jordi Sevilla / El País
Los políticos no son extraterrestres. He sido uno de ellos durante
suficiente tiempo, para saber que son personas como los demás. Sin
embargo, su trabajo sí que es diferente al del resto, ya que les
encargamos liderar la gestión de los asuntos públicos: solo los
políticos aprueban leyes o decretos. Por eso, la manera en que son
elegidos (ley electoral), en que se organizan para desarrollar su tarea
(ley de partidos) y en que controlan su gestión (ley de transparencia,
lucha contra la corrupción) son asuntos que no podemos dejar solo en sus
manos. Seguramente deberíamos intervenir más en todos los temas
públicos porque, como ha dicho Ulrich Beck, “sin la iniciativa de los
ciudadanos, esta crisis no podrá superarse”. Pero al hablar de lo que
regula, precisamente, el modus vivendide aquellos a los que
hemos transferido la potestad exclusiva de aprobar normas que inciden
sobre nuestra vida y nuestros derechos, esto es todavía más necesario.
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