Algún líder europeo tiene que oponerse de forma decidida a las políticas de austeridad
François Hollande, presidente de Francia desde 2012, podría haber
aspirado a mucho. Lo eligieron porque prometió alejar al país de las
políticas de austeridad que destruyeron la breve e insuficiente
recuperación económica de Europa. Dado que la justificación intelectual
de estas políticas era débil y pronto se vendría abajo, él podría haber
liderado un bloque de naciones que exigiesen un cambio de rumbo. Pero no
ha sido así. Una vez en el cargo, Hollande se doblegó rápidamente y
cedió por completo a las exigencias de una austeridad aún mayor.
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