Raymundo Riva Palacio / El Financiero
La izquierda reformista que apostó con el presidente Enrique Peña Nieto por el Pacto por México
se está cayendo a pedazos. Es la corriente donde su jefe histórico,
Jesús Ortega, disfruta el acceso al poder que nunca tuvo y opera con el
jefe formal, Jesús Zambrano, presidente del PRD, para seguir controlando
el aparato del partido y la nomenklatura. Los Chuchos siempre se han
distinguido por pertenecer al apparatchik que se ocupa de la
construcción de la colmena burocrática, con el control de los comités
seccionales, de los delegados, de los cargos en el politburó perredista,
y también por olvidar que los que ganan elecciones son los votos no los
rotulados en las oficinas.
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