Antonio Reyes / El Semanario sin Límites
Ante el vigésimo aniversario del inicio del Tratado
de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN-Nafta), que se dio simultáneamente con
el alzamiento armado del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) en
Chiapas, ha corrido abundante tinta sobre si el Tratado ha beneficiado
productivamente o no a México. Aún reconocido que el comercio entre
México y Estados Unidos (USA) se acrecentó y de que “faltó amarrar cosas en el
TLCAN” (Jaime Sierra Puche, Cartera, el Universal, 7 de enero de 2014), es
evidente que la simple numerología, la coyuntura, y las visiones insulares
impiden ver el bosque de lo que ha sido la economía Mexicana, a partir de sus
principales indicadores.
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