León Bendesky / La Jornada
En el lugar que
frecuento decidieron hace ya algún tiempo cambiar el método de preparar
el café. Dejaron de lado la cafetera tradicional, esa máquina con tubos,
válvulas, manijas y teclas que se pone a la vista de los parroquianos
como muestra de lo que ahí se ofrece. Ese artefacto que con unas buenas
caldera y bomba, la selección de buen café y, sobre todo la pericia del
barista para operarla, produce una bebida de sabor excepcional y gran
calidad.
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