Lorenzo Meyer / El Siglo de Torreón
Las visitas de mandatarios mexicanos al extranjero o de los extranjeros a
México se han vuelto asuntos de rutina y con pocos resultados
sustantivos. Un ejemplo claro de mucho ruido y pocas nueces fue el
"activismo internacional" del presidente Luis Echeverría: al final de
sus 12 giras internacionales (36 países), México no quedó más fuerte
sino al contrario, se subrayó su debilidad económica: el peso se
devaluó, la deuda externa se triplicó y debió pedirse ayuda condicionada
al FMI por 1,200 millones de dólares.
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