Samuel García / 24 Horas
El discurso de algunos gobiernos en América Latina sigue obsesionado
con los viejos dogmas, como la obligación del Estado sobre “el reparto
de la riqueza” y aquello de que la creación de los empleos y el
dinamismo de la economía es un compromiso que deben asumir los
empresarios. Nada más equivocado.
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