Bruselas debe permitir en España e Italia políticas de inversión que no computen como déficit
El País
La arquitectura económica de la zona euro está atrapada en un bucle
peligroso. El país dominante, Alemania, y sus aliados en las políticas
de ajuste a cualquier precio, se resisten a promover planes de estímulo
que ayuden a los países encallados en la recesión, como España, a llegar
antes a la recuperación. La Comisión Europea, acuciada por las
protestas cada vez más notorias de los países del área afectados por la
crisis, concibió el recurso de excluir del cómputo de déficit aquellas
inversiones destinadas a favorecer el crecimiento. Pero la ortodoxia,
siempre vigilante, ha conseguido limitar esta excepción a aquellos
países cuyo déficit público no rebase el 3% del PIB. La Comisión y
Alemania conciben las políticas de crecimiento como un premio a los
países cumplidores, mientras que los incumplidores seguirán en la
vorágine del ajuste radical.
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