Carlos Ramírez - El Independiente
Las elecciones presidenciales en México son un maratón de montaña de más de 42 km, pero hay políticos que se desgastan como si fuera la prueba reina de 100 metros y tiempos menores a 10 segundos. En este contexto, el adelantamiento de tiempos políticos no fue producto de temores o miedos presidenciales, sino una estrategia lopezobradorista para apostar al desgaste en las carreras de fondo.
La aparición de la senadora panista/no-panista Xóchitl Gálvez no fue un cisne negro que habría producido un mal cálculo presidencial, sino que por el contrario la centralidad de la exfuncionaria foxista en la atención sucesoria en Palacio Nacional fue una estrategia para adelantarle los tiempos a la oposición y hacer visible la nominación de una política y funcionaria que no estaba preparada para una competencia de alto nivel y de largo aliento.

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