Pedro Miguel - Periódico La Jornada
Independientemente del grotesco triunfalismo con que los capitostes de Va por México festejaron sus pérdidas tras la jornada electoral del 5 de junio, la realidad terminó por imponerse y el jefe explícito de todos ellos, Claudio X. González, por medio de su membrete Mexicanos contra la Corrupción señaló al del PRI, Alejandro Moreno, y colocó el pulgar hacia abajo. Por lo visto, en el cónclave de la reacción oligárquica se decidió colocar al campechano como chivo expiatorio del desastre y hasta su antecesor en el timón de ese partido Roberto Madrazo encontró una piedra para tirarle. Al parecer, el bando de Latinus y del Señor X. descubrió que el lastre de la infortunada coalición debe llamarse Alito y que su sacrificio podría darle un aliento a la oposición política.
Aunque resulte casi inconcebible que a estas alturas se sigan engañando, lo cierto es que los dirigentes reales de la reacción aún no parecen darse cuenta de que los dirigentes formales –Marko Cortés, Jesús Zambrano y Moreno– no habrían podido hacer gran cosa para evitar las derrotas del día 5 por la simple razón de que ni el PAN ni el PRI ni lo que queda del PRD han sido capaces de formular un proyecto de país distinto al que enarbola la Cuarta Transformación (4T), ni de presentar a los electores de las entidades en disputa propuestas estatales derivadas de una visión nacional.
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