Miguel Ángel Velázquez - Periódico La Jornada
Sin un mejor pretexto –supuestamente–, la opinión pública ha ido extraviando uno de los episodios de mayor trascendencia para el país: la consulta para juzgar o no a los ex presidentes.
Hoy las discusiones de café ven en la lucha por la sucesión presidencial un tema más apetecible que el del juicio, tal vez porque no hay ninguna diferencia entre la condena popular ya expresada de mil maneras y el resultado que puede dar la consulta.
Cuando menos ese es uno de los argumentos que se están usando para inhibir la votación en próximo primero de agosto, a falta de un razonamiento sólido en defensa de los personajes. Y es que la consulta no para sólo en eso, en la posibilidad de juzgarlos o no.
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