Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
Conservar lo útil de lo creado por el hombre es una lección duramente aprendida a lo largo del siglo XX. Ninguno de los grandes experimentos de transformación social, enarbolados por varias especies de comunismo, han podido dar vida sustentable a las grandes utopías que han querido construir sociedades habitables e igualitarias, empeños realizados tanto en países ricos y avanzados como en naciones pobres, en vías de desarrollo y no.
En buena medida, ahora vivimos una reproducción segmentada del mundo que la globalización vanamente prometió superar, pero que al final de cuentas reprodujo y afirmó como realidad universal. Tal es el cruel veredicto de la crisis profunda de esa globalización. El mundo cambia, pero reproduce ampliadamente su fragmentación originaria que muchos, desde sus fondos, buscan subvertir migrando.
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