jueves, 1 de julio de 2021

A MEDIO CAMINO

  • Quizá la mayor virtud de esta Administración resida menos en los hechos y obras conseguidas y más en los símbolos

Jorge Zepeda Patterson - El País

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, saluda a sus partidarios después de ganar las elecciones en 2018.ALFREDO ESTRELLA

A tres años de haber triunfado y a tres de dejar el poder, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se encuentra literalmente a medio camino, ahora buscará que esa expresión no se convierta en una suerte de epitafio. La ambiciosa Cuarta Transformación prometida al tomar posesión, es decir nada más y nada menos que un cambio de régimen, corre el riesgo de quedar en una versión incompleta o trunca como resultado de una frustrante mezcla de factores: la imprevisible y devastadora epidemia de la covid-19, las muchas resistencias encontradas por parte de otros actores políticos y económicos, y, desde luego, los propios errores y limitaciones de concepción e instrumentación.

Dicho lo anterior, a mi juicio las intenciones planteadas por López Obrador eran correctas. El Gobierno de Enrique Peña Nieto terminó en el descrédito ante la indignación provocada por la corrupción, la frivolidad, el despilfarro, la expoliación del Estado en favor de una élite enriquecida, el desinterés por las mayorías, la injusticia social, la pobreza y la inseguridad. El triunfo del candidato de izquierda fue resultado de un descontento creciente que, por fortuna, encontró una salida democrática en las urnas.

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