Luis Rubio - El Siglo de Torreón
China se ha convertido en un factor de interminable disputa: ¿reemplazará a Estados Unidos como la próxima superpotencia? ¿El autoritarismo que le caracteriza es superior a la democracia? ¿Es sostenible su aparentemente incontenible ritmo de avance? Preguntas relevantes todas. Muchos más los intentos por responderlas y definir los escenarios futuros. Lo que resulte tendrá enormes implicaciones para México.
Innumerables autores de todas corrientes han intentado responder a estas interrogantes. Relato aquí dos perspectivas, interesantes porque ofrecen respuestas contrastantes.
David Goldman*, un analista financiero radicado en Asia, describe cómo es y qué motiva la enorme transformación que ha experimentado el gigante asiático. Su argumento es en ocasiones contraintuitivo; por ejemplo, dice que China es una nación caracterizada por una implacable meritocracia que contrasta con la benevolencia occidental: su sistema educativo es tan severo y determinista que los niños compiten a muerte porque los exámenes de acceso a la universidad determinan su futuro.
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