- Las empresas estadounidenses en la frontera se resisten a cerrar o reducen el sueldo de sus trabajadores en uno de los focos de mayor contagio de México

Un trabajadora a las afueras de la maquiladora Edumex, esperando a que más compañeras se unan al paro. HECTOR GUERRERO
Carmen Morán Breña - Ciudad Juárez (Chihuahua, México) - El País
Un empleado de la funeraria Ramírez está sacando el cuerpo de una mujer de los asientos traseros de un coche azul. El marido y dos hijas la han traído hasta las puertas del Hospital 66 de Ciudad Juárez. Está muerta. Todavía viste ropa de calle, mallas de motivos grisáceos y una camiseta. Se llamaba Gregoria, tenía 56 años y trabajaba en Electrolux, una maquiladora de capital estadounidense que no ha cesado su actividad a pesar del decreto de emergencia dictado por el Gobierno de México. Estas enormes naves con miles de obreros están salpicadas por toda la frontera entre ambos países y suponen uno de los más temidos focos de contagio del coronavirus. Solo en Ciudad Juárez hay unas 320 que emplean a cerca de 300.000 personas. Muchas han parado sus máquinas, pero un puñado aún se resiste. Van cerrando a golpe de muertes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario