Enrique Quintana - El Financiero
Hay días en los que parece que todos los males se conjugan. Ayer fue uno de ellos.
Por un lado, se pudo observar cuan distantes están todavía las posiciones del gobierno mexicano y de Estados Unidos, en los temas de migración y seguridad, que fueron abordados en las conversaciones con la delegación norteamericana encabezada por el vicepresidente Mike Pence.
Por otro, dos calificadoras le dieron sendos golpes a la deuda mexicana. Fitch decidió bajar un escalón la nota de la deuda mexicana al dejarla en BBB, a dos posiciones de perder el grado de inversión. Moody’s dejó sin cambio la nota, pero sí modificó la perspectiva de estable a negativa.
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