- ¿Sería posible ahora, ante una crisis como la desencadenada en 2008, una respuesta global y coordinada como la que se gestionó entonces?
J. Julian Cubero Calvo - El País
En las reuniones semestrales organizadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se ha tomado el pulso del escenario económico global, sus perspectivas, riesgos y desafíos. En las previsiones no hubo sorpresas. El Fondo revisó a la baja el crecimiento mundial, hasta el 3,7% en 2018 y 2019, y con algo más de dispersión que antes entre las principales áreas, señal de que lo mejor del ciclo actual ya quedó atrás. Las principales economías desarrolladas se desaceleran más o menos intensamente, con unas condiciones financieras en general acomodaticias aún, pero que van a serlo cada vez menos al ritmo que marque el anclaje de la inflación. Y el mundo emergente sufre en sus condiciones de financiación precisamente el impacto de la normalización monetaria en EE UU y el freno de China, que planea un aterrizaje suave para reducir su deuda.
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