domingo, 14 de octubre de 2018

LA NAVE Y SU HOJA DE RUTA

Lorenzo Meyer - El Siglo de Torreón

Es tradicional hacer la comparación del Estado -la organización política al más alto nivel de una comunidad soberana dentro de un territorio formalmente delimitado- con una nave. En ocasión de su informe al congreso, un presidente pretendió quitarse responsabilidades por una gran crisis económica y política, declarando: "soy responsable del timón, pero no de la tormenta". Aquí y ahora, viene al caso recuperar el tormentoso símil marítimo.
Cambiar la trayectoria de un gran navío toma tiempo y mucha energía. La inercia dificulta el viraje. Para la nave del Estado mexicano, además de las inercias sociales y culturales generadas a lo largo del siglo que el país ha vivido en el régimen que está por concluir, también cuentan las resistencias de los grandes intereses creados: las concentraciones de capital, los sindicatos, el crimen organizado, la partidocracia, etc. 

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