- El mayor escándalo de pago de sobornos coincide con una grave crisis económica y el rechazo de los argentinos hacia su clase política
“Mi memoria, señor, es como vaciadero de basuras”, dice desde la oscuridad de su habitación el protagonista de Funes el memorioso. Argentina ha encontrado en estos días a su propio Funes, más vivo que aquel de la invención literaria de Jorge Luis Borges, y por ello necesitado de la escritura para no olvidar. Oscar Centeno, así se llama el nuevo memorioso, fue chófer de un alto cargo de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Durante 10 años, apuntó en ocho cuadernos escolares cientos de viajes con bolsos cargados de dinero, producto de presuntos sobornos que empresas constructoras pagaban a cambio de contratos con el Estado.
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