- Un pequeño equipo de espías militares rusos logró infiltrarse en los servidores del partido Demócrata y alterar el rumbo de la campaña electoral de 2016
Era el 27 de julio de 2016 en torno a las 10:30 de la mañana en Florida. Donald Trump, recién designado candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre de ese año, lanzó una alarmante petición: “Rusia, si estás escuchando, espero que seas capaz de encontrar los 30.000 correos perdidos”. Al alentar a un país rival a lanzar una operación de pirateo informático contra un estadounidense, Trump se refería a los correos que habían sido borrados del servidor privado de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado. Pocos días antes, Wikileaks había empezado a publicar correos electrónicos de la campaña de la candidata demócrata. Los primeros indicios de los servicios de inteligencia estadounidenses eran que Rusia había robado esos emails.
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