Enrique Gil Calvo / El País
Comienza el nuevo curso político bajo el signo de la
incertidumbre, dada la existencia de múltiples incógnitas que aquí resumiré en
tres, sin que se sepa aún cómo se podrán despejar. Y la más inmediata es, por
supuesto, el ataque aéreo de castigo contra el régimen sirio
de Bachar El Asad por haber masacrado con armas prohibidas a su propia
población indefensa. Un ataque pretendidamente quirúrgico, tan aparentemente
limpio como si fuera una práctica de tiro al blanco, que ya se ha visto
frustrado antes de empezar, dada la retirada decidida por el Parlamento
británico, que ha venido a enfriar el ardor guerrero que parecía animar a los
principales mandatarios occidentales. No se sabe aún cómo acabará la nueva
aventura militar de la superpotencia. Pero el solo hecho de que Obama se haya
creído dispuesto a cumplir su amenaza, tras trazar la línea roja del uso de
armas químicas, demuestra una inquietante continuidad con su antecesor
republicano, dado el evidente paralelismo con la invasión de Irak (2003) decidida por George W. Bush tras el ultimátum de las
imaginarias armas de destrucción masiva.
Leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario