domingo, 22 de septiembre de 2013

LA CORRUPCIÓN PASA LA FACTURA

Marcela Turati / Apro
En lo que constituye un amargo símil de lo que ha ocurrido en todo México en el curso de su historia reciente, el puerto de Acapulco se transformó en un monstruo que, acicateado por un fenómeno de la naturaleza, vomita los efectos de la corrupción endémica nacional. En aquel que se ha tenido como un "paraíso" de océano y arena, después como un centro turístico donde contrastaban el lujo internacional y la miseria íntima, para convertirse ahora en una plaza más que se disputan los cárteles de la droga, la violencia de los elementos subvirtió cualquier apariencia de orden. Y en medio del desastre, surgen nombres y apellidos de los responsables; entre otros, los Salinas de Gortari, los Ruiz Massieu, los Fernández de Cevallos…

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