Raymundo Riva Palacio / Eje Central
El 4 de
diciembre de 2006, la Policía Federal detuvo en la ciudad de México a
Flavio Sosa por los delitos de sedición, robo, secuestro, lesiones y
despojo agravado durante la toma de Oaxaca, presuntamente cometidos como
uno de los líderes de la insurgencia que quiso derrocar al gobernador
Ulises Ruiz. La orden de detenerlo fue del entonces secretario de
Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien a contrapelo de lo que eran
las prácticas políticas, no consultó su decisión con nadie. La
detención provocó alarma y molestia en Los Pinos y la Secretaría de
Gobernación, por las consecuencias políticas que podría detener el
arresto, pero en la opinión pública sucedió un fenómeno que terminaría
definiendo la Presidencia de Felipe Calderón.
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