Jesús Ferrero / El País
Una de las mentiras más hirientes
del presente es suponer que la nueva casta financiera es liberal, a pesar de
que niega muchos presupuestos del nuevo y viejo liberalismo. Cojamos como
primer ejemplo de lo dicho al padre supremo del liberalismo, Adam Smith, que
aconsejaba prudencia en el gasto y en los préstamos, y que en el capítulo III
de La riqueza de las naciones,
declara: “No pueden florecer largo tiempo el comercio y las manufacturas en un
Estado que no disponga de una ordenada administración de la justicia, donde el
pueblo no se sienta seguro en la posesión de su propiedad, en que no se
sostenga y proteja, por imperativo legal, la honradez en los contratos, y que
no se dé por sentado que la autoridad del gobierno se esfuerza en promover el
pago de los débitos por quienes se encuentran en condiciones de satisfacer sus
deudas. En una palabra, el comercio y las manufacturas solo pueden florecer en
un Estado en que exista cierto grado de confianza en la justicia y el
gobierno.”
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