La crisis revela la debilidad de la economía y de
las instituciones democráticas. Es obligado reforzar las políticas a largo
plazo, con el fin de recuperar la confianza de los ciudadanos en los gestores
públicos
Ramon Marimon / El País
La crisis, ya en su quinto año,
no solo refleja que nuestra economía es más débil de lo que pensábamos, sino
también que nuestro estado democrático es más débil de lo que creíamos. Un
estado democrático débil es como un cuerpo débil: no se puede plantear grandes
esfuerzos y un accidente, o enfermedad, leve resulta grave, la recuperación
lenta y la recaída fácil. Sabemos qué debemos hacer para mantener el cuerpo
sano (otra cosa es que lo hagamos). Pero ¿qué quiere decir que el estado es
débil?, ¿por qué lo es?, ¿qué deberíamos hacer?
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