Antonio Caño / El País
La solución del drama del abismo fiscal, con la primera subida de impuestos
a los ricos en veinte años, no resuelve los problemas de fondo del
déficit y los desequilibrios estructurales de la economía de Estados
Unidos, que aflorarán en pocas semanas más con nuevas amenazas para la
estabilidad económica mundial. Las dificultades de una acción bipartidista
para encarar esos retos, demostradas en este doloroso acuerdo de fin de
año, pueden dar lugar muy pronto a nuevas y aún más difíciles
negociaciones para evitar lo que puede anticiparse como un superabismo
fiscal.
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