Ciro Murayama / El Universal
El inicio de la cruzada contra el hambre —con la que se comprometió el
presidente Peña Nieto desde el primer día de su mandato— es, en primer
lugar, el reconocimiento de una de las mayores fallas sociales y
económicas de México. El que uno de cada cuatro mexicanos (24.9%) se
enfrente, de acuerdo con la definición del Consejo Nacional de
Evaluación de la Política Social (Coneval), a una “situación de carencia
en el acceso a la alimentación” revela hasta qué punto el problema
económico básico de toda colectividad humana, subsistir, no está aún
resuelto en esta nación.
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