martes, 21 de febrero de 2023

SE PUDRE LA MINISTRA

  • El daño reputacional, que era lo que ella quería combatir, está hecho y se puede alegar que será irreversible, cualquiera que sea la decisión final de la UNAM, comenta Raymundo Riva Palacio.

El Financiero

A días de que el Comité de Ética de la UNAM dé a conocer su dictamen sobre quién plagio a quién la tesis de licenciatura, la ministra Yasmín Esquivel cometió un error político al ampararse para impedir que la Universidad hablara públicamente del proceso. Esto, aunque sus voceros oficiosos traten de matizarlo, es un acto de censura que al mismo tiempo actúa como búmeran, porque la hace ver como culpable del delito. Esquivel quisiera que nadie hablara de este caso porque afecta su reputación, pero, con lo que hizo, ella mismo le dio el tiro de gracia a su honra.

Desde que el académico y escritor Guillermo Sheridan reveló en diciembre que Esquivel había plagiado la tesis de Édgar Ulises Báez Gutiérrez, la opinión pública y la publicada no dudaron en ningún momento de su culpabilidad. No era un caso juzgado, ni tampoco claro, pero ella no supo hacer un control de daños. Incluso, las inconsistencias y mentiras en las que incurrió Báez Gutiérrez –como el que nadie había hablado con él y que, en efecto, había tomado algunas ideas del trabajo de la ministra para su tesis, que presentó un año antes que la ministra– no fueron suficientes para cambiar la percepción.

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