- La religión y la ciencia se alían paradójicamente en la expectativa de la vida eterna
Las represalias penales al ejercicio de la eutanasia representan un atavismo al que finalmente va a ponerse remedio en el Parlamento. El castigo a los cómplices de un suicidio asistido es un reflujo oscurantista. Se antoja sarcástico negar la muerte voluntaria a quienes no tienen medios para administrársela, más todavía cuando los motivos que se arguyen provienen de principios religiosos y morales tan discutibles como la definición sagrada y heterómana de la vida.
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