Alejandro Nadal - Periódico La Jornada
Había una vez un país en que los salarios eran la remuneración del factor trabajo y las ganancias eran la retribución del factor capital. En esas tierras, los salarios y las ganancias se determinaban por la contribución de cada uno de esos dos factores a la producción. Y como la mayoría de los cuentos de hadas, el final era alegre y prometedor: todo mundo vivía en el mejor de los mundos posibles.
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