En la cosmogonía de los economistas no hay nada más aterrador que la perspectiva de la crisis y el estancamiento secular. Ambos se acompañan de la pérdida del paradigma sobre estabilización y crecimiento que desde hace décadas orientó el trabajo de los economistas.
En la actualidad, como huérfanos desorientados, los economistas cercanos a la corriente dominante en teoría macroeconómica siguen buscando señales de que su paradigma no ha muerto. Recuerdan los pasajes del Paraíso perdido de John Milton en los que un Adán desamparado implora perdón pero su expulsión del paraíso es decretada. Así los economistas convencionales vagan sin rumbo, tratando de rescatar el paradigma perdido.
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