jueves, 24 de noviembre de 2016

TRUMP, EL TITIRITERO Y SUS LÍMITES

  • Mientras todo quedaba en el campo de la retórica y las promesas, le fue bien; pero ahora tendrá que concretar y vendrá la frustración
Michael Marder - El País
Cuatro días antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, leí el libro de Donald Trump titulado El arte de los negociación –un manual para artistas del engaño– que, como se ha visto después, es una versión actualizada de El Príncipe de Maquiavelo. Como al comienzo de la temporada de las primarias me había equivocado juzgando que la candidatura de Trump era un mero truco de marketing que sólo pretendía promocionar su marca, no quería cometer el mismo error en las etapas finales de la campaña. No puede decirse lo mismo, por desgracia, del equipo de Clinton, que obviamente no hizo bien su tarea. Si los asesores hubieran echado al menos un vistazo a El arte de los negocios, se habrían dado cuenta rápidamente de que la publicidad negativa no podía perjudicar al candidato republicano, para quien no hay publicidad que sea "mala". Para Trump era un objetivo en sí que mencionaran su nombre en Cable News, con independencia del contexto, pues eso le hacía más grande y, por lo tanto, le convertía en un ideal en el que la gente común podía atisbar sus propios sueños y sus deseos de grandeza inalcanzables.

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