Cuando le ganó la nominación demócrata al socialista Bernie Sanders, Hillary Clinton se comprometió a tomar sus banderas de apretarle a los ricos con impuestos para financiar programas sociales. En la realidad, Clinton era la candidata no sólo de Wall Street sino de los lobbies que forman parte de la estructura de dominación del gobierno estadunidense y de su sistema político.
En este sentido, Hillary compite no como mujer --su vertiente feminista la negó al apoyar a su marido de las denuncias de abuso sexual contra mujeres oprimidas--, sino que es una estructura de poder y dominación. Hasta ahora se pueden identificar cuando menos quince lobbies detrás de la candidatura de Hillary:
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