Samuel García / 24 Horas
La reforma fiscal no fue suficiente para saciar el apetito del
gobierno y de una clase política dispuesta a llevar al gasto público a
su nivel más alto de la historia.
Esa reforma fiscal que elevó los impuestos directos a los ciudadanos y
a las empresas el año pasado -situación que ensalzó el presidente Peña
Nieto la semana pasada- confirmó que en medio de un pálido crecimiento
económico ahora se tiene a un gobierno más rico y a una población más
empobrecida. Ha quedado demostrado que la transferencia de riqueza de
los bolsillos de los hogares y de las empresas hacia el sector público,
por la vía tributaria, ha sido una de las causantes de la ausencia de
dinamismo económico en los meses recientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario