Paul Krugman / El País
Ah, Suiza, famosa por los relojes de cuco y la moneda fuerte. Puede
que otros países experimenten con las políticas económicas radicales,
pero con los suizos uno no se lleva sorpresas.
Hasta que se las lleva. El jueves, el Banco Nacional Suizo,
el equivalente a la Reserva Federal, sorprendió al mundo financiero con
un doble revés, al abandonar su política de vincular el franco suizo al
euro y, al mismo tiempo, rebajar el tipo de interés que paga por las
reservas bancarias hasta alcanzar una cifra negativa, -0,75 %. Acto
seguido, en los mercados estalló la tormenta.
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