Jósé Carlos Diez / El País
En las dos últimas semanas hemos asistido a un nuevo episodio de tensión
que recuerda al de agosto de 2011. Dudas sobre el crecimiento mundial
—en 2011 además Estados Unidos perdió su máxima calificación de
solvencia AAA— y fuerte aumento de la aversión al riesgo que se
reflejaba en aumento de la volatilidad de las bolsas y de los
diferenciales de bonos corporativos, sobre todo de alto riesgo. Ya
advertimos en esta columna que los precios de los activos estaban
sobrevalorados. Hasta el pasado viernes, la corrección era una
normalización a valoraciones más razonables para los fundamentales de
crecimiento y beneficios empresariales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario