Genaro Lozano / El Siglo de Torreón
Leer por vocación, placer y por pasión. Leer para sentirse vivo. Leer en
lugar de ver televisión para nutrir el alma. Leer como entretenimiento,
como distracción, como consuelo, como un pequeño suicidio, por
parafrasear a Susan Sontag, una de mis autoras y lectoras favoritas.
Leer para dejar de oír por unos instantes los demonios internos. Leer
para calmar la angustia. Leer y dejar los ojos en el papel o en la tinta
electrónica. Leer, siempre leer, acumular lecturas como se acumulan
recuerdos. Recordar autores como se recuerda a los amigos, entrañables,
los que están y los que se fueron. Leer para matar el tiempo y esperar a
los amigos que vendrán y las historias que se tejerán. Leer para
sobrevivirse a uno mismo.
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