Carlos Ramírez - Indicador Político
Aunque las pasiones mediáticas de dos contendientes atizan un pleito arreglado y una arbitra-florero de futbol femenino quiere referear una pelea de kick boxing, en el fondo la crisis Salgado Macedonio-Córdova Vianello esconde cuando menos tres escenarios clave:
1.- La designación del próximo consejero presidente del INE en abril del 2023 por la terminación del periodo de nueve años de Córdova Vianello para las elecciones presidenciales de 2024 que enfrentarán la continuidad o descarrilamiento transexenal de Morena en la presidencia de la república.
2.- Como las designaciones de consejeros se dan en Cámara de diputados, Morena quiere mantener las dos mayorías clave: la absoluta de 51% y la calificada de 67%. A ello se agrega la posibilidad de entre ocho y diez gubernaturas en disputa de las quince en este año. La estridencia de Salgado está distrayendo al INE de la vigilancia de las elecciones legislativas.
3.- A partir de estas dos variables, la tercera es el candado: usar la mayoría morenista en la Cámara para reformar el INE que fue inventado por el presidente Salinas de Gortari en 1990 para crear un equilibrio con consejeros ciudadanos aliados al régimen priísta y consolidado por el presidente Zedillo en 1996 para entregarle la designación de los consejeros que deben arbitrar las elecciones a uno de los contendientes: los partidos, con el mayoritario –PRI, PAN y ahora Morena– como determinantes. En medio se encuentra el hecho de que Salinas y Zedillo se apoyaron en el grupo Nexos de Héctor Aguilar Camín –José Woldenberg y Córdova Vianello– para conseguir los cuadros ideológicos y propagandísticos del IFE-INE funcionales al régimen priísta con el PRI y con el PAN.
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