- El presidente intenta dejar atrás la polémica por su apoyo al aspirante al Gobierno de Guerrero, acusado de violación, mientras Morena busca superar el escándalo presumiendo de un discurso feminista
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la conferencia de prensa matutina del 9 de marzo. JOSÉ MÉNDEZ / EFE
FRANCESCO MANETTO - EL PAÍS
Andrés Manuel López Obrador optó por atrincherarse y ahora espera a que pase la tormenta. El camino político de Félix Salgado Macedonio, aspirante de Morena al Gobierno de Guerrero, estaba ya marcado. Lo estaba a pesar de las dos denuncias por violación y otras acusaciones de acoso sexual contra el dirigente y aunque el escándalo había multiplicado las presiones, internas y de la sociedad, para que el presidente le retirara su apoyo. Fue el propio López Obrador quien marcó la agenda del caso con una defensa sin matices del candidato. Una apuesta arriesgada por las repercusiones que esa opción puede tener para su imagen y que, sin embargo, reflejan sus prioridades. En esencia, demostrar que nadie le va a cambiar el paso, dentro y fuera del partido.

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