León Bendesky - Periódico La Jornada
Estamos atraídos constantemente a un discurso político centralizado y enfocado en una agenda rígida, impermeable y, también, polémica. Que haya una agenda política no puede sorprender, por supuesto, y la que hoy existe está claramente definida y sus resultados están aún por mostrarse. Estamos ya en el tercer año de esta administración.
El discurso y el debate cotidianos están centrados en la definición de proyectos, programas, legislación y acciones que han privilegiado el ámbito de los asuntos que el gobierno ha planteado como claves de su gestión pero que, por diversas razones, incluyendo por supuesto y en lugar primordial a la pandemia, impusieron condiciones imprevistas y de gran calado. La realidad no puede eludirse. El primer caso de Covid-19 en el país se registró hace un año y ha definido de modo significativo el desempeño de la economía y afectado severamente las condiciones sociales.
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