Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
La sociología política es un instrumento privilegiado de conocimiento del poder y la sociedad y qué bueno que los mandatarios la usen. Malo cuando abusan de ella, como pasa cuando pretenden convertirla en arma contra quienes consideran sus adversarios o, peor aún, enemigos. De esas escenas nuestro país no está exento: las embestidas presidenciales se han convertido en verdaderas lanzas contra conservadores, fifís, oligarcas y otras especies de la zoología fantástica de la 4T.
Hemos dedicado ya horas a tratar de pergeñar un nuevo Carreño ( pace querido Pepe) que oriente la conducta presidencial en política exterior, con resultados nulos cuando no contraproducentes para el más que necesario discurso mexicano ante el cambio del mundo y el inminente relevo en el poder imperial en Estados Unidos. Lo que hoy nos inunda no es otra cosa que pena, propia y ajena, ante el triste espectáculo del abuso y el mal uso de nuestras mejores tradiciones y destrezas para lidiar con el siempre agresivo y veleidoso coloso que nos tocó por vecino.
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