domingo, 5 de abril de 2020

NUEVA YORK, HISTORIA DE DOS PANDEMIAS

  • El coronavirus se ceba en los barrios obreros de la ciudad, epicentro de esta y tantas crisis. El confinamiento apaga la identidad de este trozo adorado de América y exalta la brecha social

Diego Martínez-Téllez, se dirige a su casa, en Astoria (Queens, Nueva York), tras su jornada de trabajo, este jueves, 2 de abril.
Diego Martínez-Téllez, se dirige a su casa, en Astoria (Queens, Nueva York), tras su jornada de trabajo, este jueves, 2 de abril.EDUARDO MUÑOZ (EL PAIS)

Amanda Mars - Nueva York - El País
Las calles del Soho son como el decorado de una serie de televisión que ya ha terminado, tan bonitas y vacías, que parecen irreales. Wall Street, un sepulcro. A Nueva York no se la calla ni debajo del agua, ni de la nieve, ni siquiera azotada por un buen ciclón, porque siempre hay un loco que lo desafía, o un bar que sirve chupitos a su nombre; o porque el propio fenómeno retumba entre los edificios, reclamando su sitio. Es más fácil describir un ruido que el silencio, sobre todo en un lugar que le es tan ajeno. Quién imagina oír sus propios pasos a las cuatro de la tarde en Times Square; que le dé las buenas tardes otro peatón, como si se lo topase paseando por el monte, o por el pueblo. Cómo explicar que dé tanto miedo andar por el West Village por la noche, sin un solo local abierto, con los guapos y las guapas desaparecidos, los neones apagados y el sonido de la respiración a través de la mascarilla como única compañía. Quién piensa Broadway sin teatro, en la Quinta Avenida sin compras; en Manhattan sin turistas.

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