lunes, 17 de febrero de 2020

NOSTRADAMUS EN PANTUFLAS

  • Cada nota contiene una señal distinta del apocalipsis que se avecina
Antonio Ortuño - El País
Un hombre lee un periódico en Guanajuato.
Un hombre lee un periódico en Guanajuato. MARIO JASSO CUARTOSCURO

Leer los periódicos matinales es un placer. O solía serlo. Porque, a estas alturas, asomarse a los diarios y portales de medios da escalofríos. Es como sumergirse en el reporte de una aseguradora que tuviera que reembolsar los daños de las Siete Plagas de Egipto. Cada nota contiene una señal distinta del Apocalipsis que se avecina y cada lector es un Nostradamus, en bata y pantuflas, que ve desplegados ante sí los ominosos signos de nuestra caída como especie y se pasa el día en la oficina, escuela o taller desentrañando, junto a quienes lo rodean, el modo exacto en que nos llevará la fregada (o, por citar el encabezado de un diario en tiempos del paso del cometa Halley en 1910, y que ilustró José Guadalupe Posada, la manera en que “Nos convertiremos en puritito chicharrón”).

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