Zózimo Camacho - Contralínea
La violencia –estridente o silenciosa– ha provocado una diáspora en Centroamérica y México de proporciones históricas. Las familias huyen de la pobreza y de las balas por decenas de miles. En este éxodo suman cientos de miles los menores de edad: niñas y niños con futuro cancelado en sus lugares de origen.
Muchas de las familias que salen de sus pueblos ya ni siquiera buscan llegar a Estados Unidos. Sólo quieren evitar una muerte que parece inminente. Por ello, a veces creen ponerse a salvo con cambiar su lugar de residencia, llegar a otro sitio, aunque las condiciones sociales y económicas que encuentran sean casi las mismas de los lugares que salieron: de vulnerabilidad y explotación.
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