domingo, 27 de octubre de 2019

MINI TET EN CULIACÁN

Lorenzo Meyer - El Siglo de Torreón
Visto como juego suma cero, lo ocurrido en Culiacán el 17 de octubre significó que lo que ganó el cártel de Sinaloa lo perdió el Gobierno. Fue una jugada espectacular, pero el juego está lejos de haber concluido.
Para intentar entender el "jueves negro" de Culiacán se debe partir de lo evidente: que lo acontecido fue un desastre para la autoridad, que se evitó algo peor -un baño de sangre- y que de ninguna manera el incidente define el resultado de la confrontación del Gobierno con el crimen organizado. El drama que tuvo lugar en el corazón de la zona de influencia del cártel de Sinaloa puede reforzar la propuesta que sostiene que la lucha contra el crimen organizado se debe librar menos en el terreno de las armas y más en el de las políticas: social, financiera -cegar las fuentes del dinero-, anticorrupción, legalización de sustancias prohibidas y presión sobre Washington para que impida el tráfico de armas y municiones hacia México.

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