Sergio Sarmiento - El Siglo de Torreón
La fortuna personal de Carlos Romero Deschamps es muy conocida. Se
le atribuye la propiedad de un yate y
también de dos apartamentos de lujo en
Miami, Estados Unidos, por los que se reportó que pagó 7.5 millones de dólares. Su
hija presumía en Facebook sus viajes a
Europa acompañada de sus perros en
aviones privados. El propio exlíder ha sido fotografiado con un reloj Audemars Piguet que podría tener un costo de hasta
200 mil dólares. No es ciertamente el perfil de un líder obrero honesto y austero.
En el desplegado que dio a conocer
tras su renuncia, Romero Deschamps
afirmó que trabaja en Pemex desde 1959,
cuando tenía 14 años, y que lo hizo como
“peón, ayudante, obrero, chofer, albañil y
múltiples actividades más”, antes de alcanzar “la máxima representación de
nuestra Organización con el respaldo de
todas las Secciones que la integran”. Justificó su renuncia por un recrudecimiento de “la antigua posición de vernos como
contrarios y no como complemento en la
tarea de respaldar a Pemex en su compromiso histórico de ser garantía del desarrollo nacional”
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