domingo, 25 de agosto de 2019

OTRO PAÍS

Luis Rubio - El Siglo de Torreón
La frontera México-Estados Unidos es un mundo peculiar: parte mexicano, parte americano y, a la vez, distinto a ambos. Sobre todo, es absolutamente diferente a lo que imaginan los políticos en Washington o la Ciudad de México. La frontera ha ido adquiriendo su propio carácter por sus circunstancias particulares: el desdén de sus gobiernos centrales, la distancia a las capitales respectivas y, sobre todo, la dependencia mutua que cada punto de la frontera ha desarrollado. El Paso no podría existir sin Ciudad Juárez y ambas viven en medio de un desierto inhóspito que las atrae en lugar de repelerlas. El reto, y la oportunidad, para México no radica en volver a aislar la zona fronteriza (que es lo que se está haciendo) sino en integrarla con el país a la vez que el país se integre con la propia frontera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario